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Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos, de Jesús Huerta de Soto

Una de las caras de la moneda de la polémica monetaria
Fuente: https://web.archive.org/web/20160606185621/http://www.nanopoder.com.ar/libros-para-comprar/dinero-credito-bancario-y-ciclos-economicos.html

La organización del sistema monetario, crediticio y bancario es un asunto crucial para la teoría económica. Por supuesto, no se trata de un problema limitado al campo teórico, ni siquiera únicamente a la economía como disciplina independiente. Hay grandes aspectos políticos, sociales, jurídicos y hasta morales, involucrados en el tema. Pero en su esencia básica la cuestión remite en última instancia a una controversia sobre teoría económica: ¿cuál es la forma apropiada de implementar la provisión de moneda, de crédito y de servicios bancarios, de modo tal que contribuyan al progreso y al bienestar humanos?

El libro Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos, del profesor Jesús Huerta de Soto, es un intento de dar una amplia respuesta a ese interrogante. Se trata –conviene ser franco en este aspecto− de un libro profundo, muy técnico y −si bien no inaccesible− que puede contener algunas dificultades de comprensión para el lector no especializado. No es indispensable tener conocimientos previos para leer este tratado, está al alcance de quien tenga conocimientos básicos de economía, pero puede haber detalles que al lego se le pasen por alto, sin que por eso pierda el hilo del razonamiento propuesto.

La argumentación desarrollada por Huerta de Soto se inscribe dentro de dos grandes polémicas: 1) banca centralizada o banca libre; 2) dentro del ámbito de la banca libre, reserva total o reserva fraccionaria. Para abordar estas cuestiones, el autor comienza con una minuciosa descripción de los diferentes tipos de depósitos bancarios, sus antecedentes históricos, sus fundamentos jurídicos y sus efectos sobre la dinámica de la economía. Una vez puntualizados esos conceptos básicos, comienza el análisis del que será el eje central del tratado: la gestión de banca con reserva fraccionaria. La posición de Huerta de Soto es severamente crítica hacia esa práctica porque él defiende la llamada reserva total o 100 %. Esto significa que, para el autor, los bancos no deben estar legalmente autorizados a trasladar hacia créditos los depósitos a la vista, es decir, cuentas corrientes y cajas de ahorro. Se trata de un tema muy controversial y con grandes consecuencias en relación al desenvolvimiento general de la economía. En particular, es un punto que despierta acaloradas polémicas académicas porque está en debate el efecto sobre los ciclos económicos, es decir, sobre los procesos de auge económico artificial e insustentable y posterior crisis depuradora, con su correlativo costo social. De ahí que la discusión vaya mucho más allá del campo científico y tenga grandes repercusiones políticas, usualmente no conocidas a nivel masivo, pero presentes implícitamente cada vez que en cualquier lugar del mundo se desencadena una crisis financiera.

En consecuencia con el desarrollo planteado hasta aquí, pasa luego el autor a analizar el modo en el que un sistema de reserva fraccionaria produce un proceso de sobreexpansión crediticia y, luego, los efectos de esos desbordes sobre el proceso económico en su conjunto. Pero aquí es donde conviene leer el libro con cautela, porque la corriente de pensamiento que sostiene la legitimidad de la reserva fraccionaria tiene argumentos que intentan rebatir el análisis de Huerta de Soto (que tiene otros representantes, entre ellos nada menos que a Murray Rothbard).

Después de una larga y detalladísima fundamentación (con muy abundante bibliografía y ejemplos empíricos que revelan una enorme erudición) pasa el autor a tratar la otra parte del problema, que es el debate banca central-banca libre. En el capítulo dedicado a esa cuestión, desarrolla críticas a las teorías keynesiana y monetarista, que son partidarias del sistema de banca centralizada. Huerta, como representante de la Escuela Austriaca, defiende la banca libre. Después del análisis específico del keynesianismo y el monetarismo, pasa a contrastar en términos teóricos generales las alternativas banca central y banca libre y, finalmente, presenta una propuesta concreta para estructurar un sistema de banca libre con reserva 100 % basado en el patrón oro.

En el balance final, se trata de un trabajo de enorme valor histórico, teórico y bibliográfico. Se puede coincidir o no con las ideas presentadas en el libro, pero no se las puede ignorar en ningún estudio en profundidad de la temática en cuestión.

Un punto que merece ser destacado, además del contenido en sí mismo, es la rigurosidad y la formalidad con la que la obra está presentada y desarrollada, donde no hay prácticamente ningún punto que no esté debidamente fundamentado, con las correspondientes citas bibliográficas, incluso traducidas ad hoc en los casos en los que los textos originales no hubieran sido publicados en castellano. En definitiva, es una obra de consulta permanente en el campo en el que trata, un libro como para leer con atención, pero también con mucha paciencia. Es un texto para estudiar, y no para disfrutar, excepto para aquellos que encuentran placer en la profundización de los conocimientos científicos.

Crítica de la teoría del desarrollo, de Peter Bauer

Crítica de la teoría del desarrollo, de Peter Bauer

La pobreza no es inexorable:

Fuente: https://web.archive.org/web/20160606125811/http://www.nanopoder.com.ar/libros-para-comprar/critica-de-la-teoria-del-desarrollo.html


El modo en el cual países no desarrollados puedan alcanzar el desarrollo, es una vieja y aun no resuelta controversia de la teoría y la práctica económicas. Básicamente, hay dos enfoques: uno de ellos plantea la conveniencia de que los organismos de ayuda internacional intervengan activamente para incentivar la puesta en aplicación de planes destinados a promover el desarrollo en países atrasados, usualmente de África, aunque también pueden ser de América latina o de Asia. El otro criterio es que esas ayudas, en lugar de promover el desarrollo, tienen el efecto de que permiten a las oligarquías gobernantes apoderarse de los recursos provenientes del extranjero y utilizarlas en su provecho personal, convirtiéndose así en el principal obstáculo para un crecimiento sostenido de la calidad de vida de esas naciones.

Este es, en esencia, el debate abordado por Peter Bauer en el excelente y lamentablemente olvidado libro Crítica de la teoría del desarrollo, publicado en 1971 pero con plena vigencia en la actualidad, al menos en sus líneas directrices. El trabajo comienza por la realización de un análisis de las diferentes teorías propuestas para superar la pobreza estructural. Bauer se sitúa en una posición donde el paradigma dominante es que, sin la llegada de ayuda exterior, los países atrasados nunca podrían salir de la situación en la que se encuentran. Y, una vez asumida la vigencia de ese principio que se supone axiomático, el autor comienza su análisis crítico, poniendo en evidencia las inconsistencias de las premisas de las que el paradigma dominante parte y, en consecuencia, la invalidez de todas sus conclusiones posteriores.

Entonces, una vez planteada la crítica al paradigma dominante, Bauer va presentando la alternativa, la cual consiste en incentivar mejorías institucionales que atraigan inversiones genuinas para que los procesos de desarrollo sean sustentables e interconectados. El problema de los planes elaborados por los burócratas radica, en muchos casos, en que omiten considerar los factores de complementariedad que requieren las iniciativas promovidas. Por ejemplo: se instala una fábrica, pero no hay caminos o puertos apropiados para transportar las manufacturas, o el suministro de energía no es suficientemente intenso, o los insumos no están disponibles en las condiciones requeridas, etc. Todo esto sucede, principalmente, porque quienes elaboran esos planes no suelen estar sobre el terreno, no conocen las particularidades locales de los lugares sobre los que trabajan, ignoran los factores culturales involucrados, etc.

La propuesta de Bauer es un caso particular del concepto general de que los capitales privados, en la búsqueda del beneficio, producirán mejores resultados que la planificación centralizada. Pero el interés del libro radica en que supera la enunciación conceptual del problema y se adentra en el análisis de los detalles, para lo cual comienza por rechazar el remanido concepto de los términos de intercambio, elaborado por el economista argentino Raúl Prebisch.

Un punto central en el análisis de Bauer es la apreciación que el factor psicológico tiene como determinante del desarrollo. Dice en el Capítulo 2 que:

“El desarrollo económico exige la modernización de la mente. Requiere la revisión de las actitudes, formas de comportamiento e instituciones contrarias al progreso material. Las actitudes, costumbres e instituciones del mundo subdesarrollado difieren radicalmente de las que han estimulado el progreso material en el Occidente del último milenio, especialmente aquellas que han prevalecido en recientes centurias”. Y poco después explica que:

“La planificación global no fomenta cambios favorables de estas actitudes y costumbres. Refuerza la tradición autoritaria de muchas sociedades subdesarrolladas que impide el desarrollo de facultades y motivaciones acordes con el adelanto material. La planificación central refuerza el sometimiento del individuo a la autoridad por la continuación y ampliación del control estatal en todas las capas. Una evolución así desalienta la confianza en sí mismo, la provisión personal para el futuro, la curiosidad sostenida y una actitud experimental”.

En definitiva, Bauer va al meollo del problema, el cual consiste en cuestionar a instituciones como las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el FMI y otras similares, porque sus programas no están concebidos de manera adecuada a las necesidades y conveniencias de aquellos a quienes pretenden ayudar. Propone, en cambio, un proceso de apertura económica que motorice la búsqueda, de parte de cada comunidad, de los mecanismos apropiados para desarrollar sus respectivas particularidades. Por la amplitud, la estructura de presentación y la meticulosidad de la información y el razonamiento presentados, este libro resulta una contribución –lamentablemente, poco conocida− de inestimable valor.

Sistema económico y rentístico, de Juan Bautista Alberdi

Sistema económico y rentístico, de Juan Bautista Alberdi

Un clásico de vigencia eterna
Fuente: https://web.archive.org/web/20160606132103/http://www.nanopoder.com.ar/libros-de-cabecera/sistema-economico-y-rentistico.html


Después de publicar las Bases…, que inspiraran la sanción de la Constitución, Juan Bautista Alberdi desarrolló, en apoyo de la puesta en aplicación del texto constitucional, su Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina, según su Constitución de 1853. Se trata de un libro más técnico, menos político que la Bases… A lo largo de sus casi 400 páginas (que suelen ser más en ediciones con tipos grandes) el autor desglosa todas las disposiciones que dan sustento al ordenamiento económico consagrado por la Constitución.

De ese modo, va demostrando que la Constitución de 1853 consagró un sistema completo, orgánico y coherente, con el fin de crear las condiciones político-institucionales necesarias para lograr el objetivo con el que fue sancionada, es decir, promover el progreso, la inmigración y la inversión productiva.

“Esparcidas en varios lugares de la Constitución, sus disposiciones no aparecen allí como piezas de un sistema, sin embargo de que le forman tan completo como no lo presenta tal vez constitución alguna de las conocidas en ambos mundos”, explica en la Introducción.

El libro está dividido en tres partes que tratan, respectivamente, sobre la producción de riqueza, la distribución de la riqueza y la administración del tesoro nacional. El rasgo más importante de todo su desarrollo es, precisamente, la coherencia de todo el sistema que propugna. Lógicamente, desde la perspectiva actual, plagada de artificios económicos de matriz keynesiana, el libro de Alberdi parece anticuado. Pero ¿quién ha demostrado que lo actual sea mejor que aquellos sólidos y prudentes fundamentos sobre los que la economía de entonces se sustentaba?

Quizá algunos de los instrumentos operativos empleados en el siglo XIX esté superado por la tecnología actual. Pero la valía del pensamiento económico de Alberdi está situada en los fundamentos filosóficos sobre los que sus ideas se sustentan, y esos principios son inmutables, aunque cambie la metodología técnica por medio de la cual se aplican.

El crecimiento y el despegue de la Argentina se fundamentaron en la puesta en aplicación de los principios explicados en este libro y la decadencia comenzó cuando esta orientación quedó abandonada hacia los años ’30 y ’40 del siglo pasado. Luego, el rumbo nunca se corrigió. Entonces, la búsqueda de un rumbo sólido que encauce a nuestro país por una senda de progreso y bienestar requiere reencontrarnos con los principios establecidos por Alberdi, quizá más en el Sistema económico y rentístico… que en las propias Bases… que, por ser un libro más político que operativo, puede haber quedado más superado por el tiempo.

Si bien el libro debe ser leído en su totalidad –y conviene decir, con la mayor honestidad, que es un libro denso, que exige atención y concentración en el lector− hay un pasaje en particular que es especialmente memorable. Se trata del apartado V del capítulo IV de la tercera parte, donde hace un análisis minucioso de las ventajas y desventajas de los diferentes tipos de impuestos, especialmente en relación con la justicia de su aplicación. Alberdi defiende en ese pasaje –y explica detalladamente por qué, con argumentos que son absolutamente válidos actualmente− las ventajas no simplemente prácticas sino también éticas de los impuestos indirectos, es decir, a las transacciones –en nuestra nomenclatura actual, se trataría del IVA− antes que cualquier tipo de impuesto directo, como ganancias, bienes personales y otros similares.

En el balance general, el Sistema económico y rentístico… es una obra que sería extremadamente útil que fuera parte del debate político-económico de la Argentina actual. Los conceptos que contiene constituyen un revulsivo que pone en cuestión la esencia del pensamiento económico dominante en nuestra época. Pero precisamente por eso el libro merece ser tenido en cuenta. Se trata de una obra donde el fundamento del ordenamiento económico es –y explica cómo y por qué− la libertad individual, el orden espontáneo y la deliberada limitación de la actuación del Estado, justamente todo lo contrario del pensamiento dominante actualmente.

Quizá para ratificar la validez de esa conocida frase que señala que “para novedades, los clásicos”, el libro de Alberdi, tan olvidado, tan soslayado, tan desdeñado, requeriría una amplia difusión, análisis y debate. Una parte muy relevante de la recuperación económica de la Argentina está contenida en esas antiguas pero vigentes páginas.


El libro se puede descargar gratis desde:
https://www.eseade.edu.ar/files/riim/RIIM_53/53_5_alberdi.pdf

 


Principios de Economía política, de Carl Menger

Principios de Economía política, de Carl Menger

El nacimiento de la Escuela Austríaca de Economía
Fuente: https://web.archive.org/web/20160606124525/http://www.nanopoder.com.ar/libros-de-cabecera/principios-de-economia-politica-de-carl-menger.html


Los Principios de Economía Política, trabajo publicado por Carl Menger en 1871, constituyen la obra fundacional de la Escuela Austriaca de Economía. Para algunos, este libro es el más importante que trata sobre temas de economía después de La Riqueza de las Naciones, de Adam Smith. Es un texto no muy extenso. La edición castellana, publicada por Unión Editorial en 1983 (hubo muchas reediciones posteriores, por supuesto) es de 252 páginas. Pero se trata de un texto profundo, sustancioso, rico.

El libro tiene una perfecta arquitectura lógica. Comienza por explicar qué es un bien, es decir, aquello que resulta útil para satisfacer alguna necesidad humana. Luego, en el mismo capítulo analiza el modo en el que los bienes se relacionan entre sí y se complementan, de modo tal que, en determinados casos, la capacidad de determinados bienes para satisfacer necesidades depende de la disponibilidad de otros bienes.

En el Capítulo II, se explaya sobre las circunstancias que determinan el carácter económico de los bienes. Aparece entonces la diferencia entre los bienes de primer orden o bienes de consumo, y bienes de órdenes superiores o factores de producción, los cuales, a su vez, requieren de la posibilidad de ser adecuadamente combinados para convertirse en bienes utilizables. Y, complementariamente, considera el problema de las cantidades disponibles, del cual se desprende el concepto clave de escasez.

Pasa luego Menger a ofrecer su solución respecto del complejo problema del valor de los bienes económicos. Por la misma época en la que el inglés Jevons y el francés Walras, cada uno por su lado, llega Menger a su ingeniosa solución acerca del carácter subjetivo del valor de los bienes económicos, superando así la vieja concepción de la economía clásica, que atribuía naturaleza objetiva al valor, supeditándolo, en la típica concepción de David Ricardo, a la cantidad de trabajo depositado en cada producto. Dio comienzo así la posteriormente llamada “revolución marginalista”.

En el capítulo siguiente, el libro explica los fundamentos de los procesos de intercambio, que se derivan, justamente, de su teoría del valor. Dado que los seres humanos atribuimos valoraciones subjetivamente diferentes a los distintos bienes, se abre la posibilidad de realizar intercambios donde cedemos aquello que valoramos menos, a cambio de algo que valoramos más, con personas cuyas valoraciones subjetivas sean inversas a las nuestras. Resulta importante puntualizar que la ciencia económica, aún hoy, no ha llegado a extraer todas las conclusiones que corresponde elaborar a partir de esa idea mengeriana.

En el Capítulo V, y siguiendo adelante con el desarrollo sistemático de su tema, se ocupa el autor de analizar el problema de la formación del precio, que se deduce la interrelación de las valoraciones subjetivas de los bienes por parte de cada uno de los agentes económicos. Este concepto mengeriano proporciona los fundamentos teórico-científicos necesarios para refutar conceptos −empleados por algunas corrientes políticas− tales como que los precios de los productos que se comercializan en el mercado están determinados unilateralmente por ciertas compañías, en perjuicio del conjunto de los consumidores.

Pasa luego Menger a explicar la naturaleza del valor de uso y el valor de intercambio de los diferentes bienes, según el lugar que ocupan cada uno de ellos en la escala subjetiva de los respectivos agentes económicos.

Define en el Capítulo VII la naturaleza del concepto de “mercancía”, de modo de dar contenido práctico a los conceptos teóricos desarrollados hasta esa altura del libro. El desarrollo del tema comienza por analizar el significado del vocablo “mercancía” en su acepción popular, para luego ir decantándose hacia el enfoque técnico del término y así establecer precisamente el alcance de su significado.

Concluye el libro con el desarrollo de una teoría del dinero, que empieza por explicar cómo surge la moneda, no en virtud de una decisión estatal, sino de un proceso social espontáneo, hasta que llega a institucionalizarse con la acuñación.

Como se ve, todos los conceptos desarrollados por Carl Menger atañen a los principios y fundamentos del desarrollo de los procesos económicos de intercambio y constituyen la base sobre la cual luego es posible edificar las diferentes teorías y concepciones del ordenamiento económico. Pero en cualquier caso, los instrumentos con los que los economistas trabajan para desarrollar sus diferentes modelos son, siempre, los que Menger dejó establecidos como los cimientos sobre los que la dinámica económica se sustenta. Por lo tanto, del modo en el que estos componentes se combinan, según la elaboración de cada autor, depende el contenido de las respectivas teorías.

Hacia una nueva libertad o Manifiesto libertario, de Murray Rothbard

Manifiesto libertario

Hacia una nueva libertad o Manifiesto libertario, de Murray Rothbard

La libertad, llevada hasta sus últimas consecuencias


El norteamericano Murray Rothbard (1926-1995) fue un pensador que llevó hasta límites muy extremos las ideas orientadas hacia la defensa de las libertades individuales. Básicamente, Rothbard era un anarquista y los fundamentos de sus ideas quedaron plasmados en la obra Hacia una nueva libertad o Manifiesto libertario.

Todo el libro es una severa, coherente y hábil crítica hacia la existencia del Estado y un intento de presentar la posibilidad de establecer un orden social sin autoridades formales. En un análisis detallado, el conjunto del pensamiento de Rothbard contiene razonamientos cuya consistencia resulta muy discutible, lo cual no obsta para que, en relación a ciertas cuestiones puntuales, sus ideas resulten esclarecedoras.

Por ejemplo, en el Capítulo 12, con mucha precisión, Rothbard explica cómo la penalización de actividades como el tráfico de drogas y la prostitución son los factores que incentivan la corrupción de las autoridades, en particular de policías y jueces, justamente los encargados de combatir esos delitos. De ese razonamiento, deduce el autor la conveniencia de anular el carácter criminal de esas actividades. Si la droga y la prostitución dejaran de ser delitos, no habría corrupción asociada a la comisión de esas ilegalidades, es el núcleo del análisis rothbardiano.

Este criterio de análisis está sustentado en una muy consecuente defensa de los principios del individualismo que, en la tradición estadounidense, está ligada a la acción de los fundadores de la Nación. Rothbard denuncia, en los capítulos iniciales del libro, cómo el espíritu fundacional de los Estados Unidos fue perdiéndose en el transcurso de la historia y reclama reencontrarlo.

La línea conductora de la argumentación de Rothbard –y, a la vez, el factor que torna más polémico su aporte− es que todos los problemas se derivan, no del mal funcionamiento, sino directamente de la existencia del Estado. De ese modo, el autor descarta la alternativa de que el desenvolvimiento del Estado pueda ser mejorado. Y esto termina por ser contradictorio porque, en determinados temas críticos, plantea supuestas soluciones que revelan cierto desconocimiento del modo en el que los problemas se presentan.

La idea conductora del pensamiento rothbardiano es que el mercado provee soluciones eficientes para absolutamente todos los problemas y, por lo tanto, la existencia del Estado es innecesaria. Esta argumentación admite una observación a la cual tanto Rothbard como sus seguidores omiten refutar: el hecho de que, para que el mercado pueda operar eficazmente, es necesaria una estructura estatal en la cual el mercado se enmarque. El concepto de que el propio mercado puede definir el marco para que el mercado opere encierra una inconsistencia lógica.

La consecuencia de este desborde es que una idea que conceptualmente está bien encauzada –la reivindicación del individualismo como fundamento del orden social− termina debilitándose a sí misma por pretender atribuirle un alcance excesivo.

Sin perjuicio de este enfoque –que es, por supuesto, discutible, como cualquier apreciación subjetiva− la lectura del libro es recomendable porque las ideas que contiene representan un abordaje refrescante y removedor de conceptos que, de tan “atornillados”, solemos dar por válidos sin cuestionárnoslos. En ese sentido Rothbard es un autor revulsivo, a veces chocante, ácido y, por momentos, encantadoramente ingenuo.

En la parte final de la obra, el autor define una estrategia política para alcanzar sus objetivos y, paradójicamente por tratarse de alguien tan idealista, presenta enfoques muy realistas, pragmáticos, sensatos. No propone cambios radicales en forma inmediata. Por el contrario, sugiere una acción sistemática, perseverante y gradualista.

En el balance global, Hacia una nueva libertad es uno de esos libros a los que vale la pena leer, analizar, pensar sobre ellos pero, al mismo tiempo, ser crítico con las pretendidas verdades absolutas que postula. Como toda obra polémica, tendrá admiradores y detractores. Para poder saber en qué lugar ubicarse, conviene leerlo con atención.

Libertad de elegir, de Milton y Rose Friedman

Libertad de elegir, de Milton y Rose Friedman

La libertad como ejercicio cotidiano
Fuente: https://web.archive.org/web/20160606192635/http://www.nanopoder.com.ar/libros-de-cabecera/libertad-de-elegir.html


Libertad de elegir, de Milton y Rose Friedman, es un buen libro para abarcar, en una sola mirada, el conjunto de efectos provocado por intervencionismo del estado en la economía. El libro fue publicado en 1979 y está focalizado en la situación de los Estados Unidos pre reaganianos pero en su esencia sus conceptos siguen siendo aplicables en la actualidad en la mayoría de los países de Occidente.

En sus primeros capítulos, el trabajo explica sucintamente cómo opera el sistema de mercado, la propensión al intervencionismo del estado y el modo en el que se salda la tensión entre esas dos orientaciones alternativas. Posteriormente, pasa a narrar en qué consiste el estatismo una vez establecido y consolidado. El Capítulo 5 está dedicado a analizar el conflicto insalvable entre el ordenamiento basado en el intervencionismo sistemático del estado y los valores basados en el reconocimiento de la libertad y los derechos individuales como fundamentos del sistema social.

Luego, desarrolla los análisis de algunos temas específicos, basados, esencialmente, en la idea de que la libertad del individuo para elegir es un método preferible a las decisiones arbitrarias y discrecionales de los funcionarios y de los burócratas gubernamentales.

El deterioro del sistema educativo como consecuencia del intervencionismo estatal es el tema tratado en el Capítulo 6. Dice allí que “en la educación, los padres y los hijos son los consumidores y el profesor y el administrador de la escuela, los productores. La centralización educativa ha supuesto unidades de mayor tamaño, una reducción de las posibilidades de elección del consumidor, y un incremento del poder de los productores”.

Y luego, de ese concepto, deduce, explica y desarrolla la propuesta de los bonos educativos, que consisten, esencialmente, en financiar, no a las escuelas propiamente dichas, sino a los alumnos, por medio del otorgamiento del derecho a gastar en educación dinero provisto por el estado, de modo que cada uno (o los padres) pueda elegir a qué escuela desea concurrir. “Un modo de lograr mejoras, de devolver el aprendizaje a las aulas, en especial para los que actualmente están más atrasados, es dar a todos los padres un mayor control sobre la educación de los hijos”, señalan los autores.

Por medio del sistema de bonos, como cada ciudadano tendrá a su disposición el equivalente de dinero que le cuesta al estado financiar su educación, se abrirá la posibilidad de que los padres elijan a qué escuela desean enviar a sus hijos, generándose de ese modo una mayor competencia y, por lo tanto, un incremento en la calidad de todo el sistema educativo. La propuesta de los Friedman, desarrollada en detalle pero en términos comprensibles, merece ser tenida en consideración porque, aunque no sea una solución de fondo, constituye una alternativa claramente superior al financiamiento directo por parte del estado, que se aplica actualmente.

Pasa luego el libro a tratar la nociva influencia del estado en la regulación de las relaciones comerciales. Aquí, como en todo el libro, la línea argumental es la defensa de la libertad del individuo para tomar sus propias decisiones. “Si un comerciante le ofrece artículos de calidad inferior o a un precio más alto que otro, usted dejará de frecuentar su tienda. Si compra artículos para vender que no satisfacen sus necesidades, usted no los comprará. Por consiguiente, los comerciantes buscan por todas partes aquellos productos que puedan satisfacer sus necesidades y que puedan ejercer atracción sobre usted. Y van tras ellos porque de no hacerlo no podrían seguir en el negocio. Cuando usted entra en una tienda nadie le obliga a que compre. Usted es libre de hacerlo o de irse a otra parte. Esta es la diferencia esencial entre el mercado y un organismo político. Usted es libre de elegir. No hay ningún policía que le saque el dinero de su bolsillo para pagar algo que no desea, o que le obligue a hacer algo que no quiere”, argumenta el matrimonio Friedman.

Más adelante, aborda con devastadora coherencia el tema de las regulaciones en las relaciones laborales, poniendo en evidencia la falacia de las llamadas “conquistas sociales” y denunciando con prueba abrumadora los perjudiciales efectos sociales de los privilegios de los sindicatos y de las corporaciones profesionales.

Posteriormente, desarrolla un muy didáctico estudio sobre teoría monetaria, en la cual explica causas y consecuencias del proceso inflacionario, como asimismo explica los beneficios de la estabilidad monetaria y el modo de consolidarla.

En el último capítulo, analiza el modo en el que los problemas económicos son tratados en el ámbito de las instituciones políticas, estudiando cuestiones como el lobby, los incentivos de los políticos para favorecer a determinados grupos específicos en detrimento de los intereses generales, la concentración de poder y otros temas conexos que definen el panorama que condiciona el desenvolvimiento global de la economía.

Como resumen, cabe decir que Libertad de elegir es un muy buen tratado general de economía política, con un buen basamento teórico y una sólida proyección a las situaciones reales. Su lectura es altamente recomendable.

 

Liberalismo, de Ludwig Von Mises

Reseña de Liberalismo, de Ludwig Von Mises

(Un clásico de plena actualidad)
Fuente: https://web.archive.org/web/20160606192610/http://www.nanopoder.com.ar/libros-de-cabecera/liberalismo-de-mises.html


El ensayo Liberalismo, publicado por Ludwig Von Mises en 1927, constituye una reivindicación del liberalismo clásico del Siglo XIX que, en estos tiempos de populismo desbordado, mantiene plenamente su vigencia, a pesar de la extendida creencia de que se trata de un cuerpo de doctrina superado por el proceso histórico. El libro de Mises constituye, en ese sentido, una “vuelta a las fuentes”. Si bien fue escrito en el contexto histórico de la etapa de entreguerras, los fundamentos filosóficos, políticos y económicos que sostiene se mantienen vigentes.

Lamentablemente, esos principios ocupan un espacio muy marginal dentro de los debates políticos actuales, desplazados por concepciones basadas en ideologías colectivistas que subordinan la libertad individual –con todos sus efectos sociales subsiguientes− a las decisiones de los funcionarios gubernamentales. Pero precisamente por eso Liberalismo sigue siendo un libro de lectura recomendable. No es un libro detalladamente técnico, sino, más bien, una declaración de principios, equiparable –para analogarlo con una obra clásica de una corriente política antagónica− al Manifiesto Comunista, de Marx y Engels.

En la Introducción, el libro comienza por presentar la situación de relegamiento intelectual en la que el liberalismo se encontraba en la época de la publicación del libro, mucho menos profunda que la actual, pero que ya prefiguraba la “marea antiliberal” que se fue acentuando conforme avanzaba el Siglo XX. Luego, se adentra en la presentación de los principios humanísticos, filosóficos y políticos sobre los que la política liberal se sustenta. Lógicamente, en este segmento, el libro toca cuestiones tales como la propiedad, la libertad, la democracia, entre otros.

En la parte II, el ensayo se focaliza en los principios de política económica liberal. El eje de la argumentación desarrollada en este tramo es la comparación con los sistemas alternativos, los cuales tienen todos, como característica común, el avasallamiento del genuino ejercicio del derecho de propiedad por parte del Estado, al amparo de argumentaciones de diversa índole. Particular interés tiene el Apartado 4 de esta Sección, titulado La inviabilidad del socialismo, donde Mises explica la imposibilidad de la práctica del cálculo económico sin disponer de la orientación suministrada por el sistema de precios emanado del régimen de libre mercado.

Más adelante, Mises trata cuestiones referidas a los asuntos internacionales. Esta es quizá la parte del libro que, en su contenido concreto, más desactualizada ha quedado, no obstante lo cual cabe hacer un paralelismo con aspectos de las situaciones actuales, en particular cuando trata temas vinculados con las migraciones, los organismos internacionales, las restricciones al comercio internacional, etc.

En la Sección IV, el autor analiza las dificultades que la puesta en aplicación de una política liberal plantea. En muchos sentidos, los temas tratados en este pasaje tienen ampllia relación con circunstancias que se mantienen vigentes y aún acentuadas en la actualidad, en comparación con la época en la cual el libro fue publicado. Es evidente que el liberalismo es un sistema rechazado casi universalmente en todo el mundo, sin perjuicio de que la intensidad de ese rechazo sea mayor o menor en algunos países que en otros. Pero los fundamentos de la crítica antiliberal no han variado sustancialmente en casi un siglo y, por lo tanto, las refutaciones históricas de Mises siguen teniendo plena vigencia. Es particularmente interesante la lectura de este segmento del libro.

La quinta y última Sección del libro está destinada a analizar el futuro del liberalismo… en 1927. Mirado desde la época actual, el texto suena excesivamente esperanzado, demasiado ilusionado, poco realista. Mises siempre soñó, a lo largo de toda su vida, que las ideas liberales estaban próximas a renacer. En ese sentido, es evidente que sus esperanzas demostraron tener escasos fundamentos. Sin embargo, los argumentos en los que Mises basaba su “optimismo estructural”, siguen teniendo vigencia. Dice el autor que lo único que el liberalismo pretende “es llegar al fondo de la verdad, en el terreno que le interesa, aguzando sin descanso las correspondientes armas dialécticas, por ver si algún día, la gente llega a entender las cosas. Y, por tal vía, la única posible, al final, indudablemente prevalecerá”.

Quienes prestamos nuestra adhesión al ideario de la libertad no podemos menos que sentirnos identificados con estas ilusionadas aunque prudentes palabras de Mises, quien, aunque no haya llegado a ver en vida realizadas sus expectativas, dejó abierto un sendero que merece ser recorrido porque promete acceso a un futuro de progreso y bienestar. En ese sentido, la lectura de esta clásica –aunque no tan conocida− pequeña obra, constituye una valiosa fuente de inspiración y guía para mantener en alto los estandartes de la libertad como principio rector y fuerza propulsora del ordenamiento social.

La Rebelión de las masas, de José Ortega y Gasset

La Rebelión de las masas, de José Ortega y Gasset

Una introducción a la comprensión de la sociedad de hoy

Fuente: https://web.archive.org/web/20160606213249/http://www.nanopoder.com.ar/libros-de-cabecera/la-rebelion-de-las-masas.html


La Rebelión de las masas, de José Ortega y Gasset, fue publicado en 1929 y analiza el cuadro sociológico que, en la consideración del autor, presentaba la Europa de aquella época. Ortega reconoce que el punto de partida de su análisis es una concepción aristocrática del orden social. Según su tesis, la sociedad está dividida en una minoría de individuos cualificados, que son quienes orientan el devenir histórico, y una mayoría de sujetos que responden a una matriz psicológica común. El liderazgo social les compete a los primeros. La función de los demás es “repercutir, positiva o negativamente” (sic) las iniciativas de los líderes.

Dada esta concepción teórica básica, Ortega sostenía que se había producido una “subversión sociológica” porque las masas habían decidido dejar de ser dirigidas por las minorías para pasar a conducir por sí mismas los asuntos de interés público. De esa apreciación básica, el filósofo madrileño va extrayendo diversas consideraciones que enriquecen, matizan, ilustran y, en cierto modo, prueban su afirmación.

En los primeros cinco capítulos del ensayo, Ortega describe un conjunto de rasgos básicos de la sociedad de las primeras décadas del siglo XX. A partir del capítulo VI, va describiendo la conducta del hombre-masa rebelde desde diferentes ángulos y sacando las distintas conclusiones que se desprenden de cada uno de esos enfoques.

Se trata –un fenómeno frecuente en los textos de Ortega− de un libro algo engañoso, en el sentido de que está escrito en un estilo accesible, pero sus contenidos son sumamente profundos. Por ende, expone al lector a sufrir el espejismo de que comprendió el sentido de la obra sin haberla analizado con la suficiente profundidad.

Un rasgo verdaderamente impactante de La Rebelión… es la medida en la que mantiene su actualidad, a pesar de que fue escrito hace casi 100 años y trataba de una temática de actualidad de su época. Pero lo cierto es que, con el transcurso del tiempo, el fenómeno de la influencia de las masas en el desenvolvimiento de la vida pública ha tendido a incrementarse y no a reducirse. Muchos de los argumentos desarrollados por Ortega resultaron proféticos y lo que entonces era novedoso (y por eso ameritaba ser consignado en un libro) ahora es un dato dado y asumido como obvio.

En esencia, el planteo de Ortega es que, en vista del extraordinario progreso tecnológico, económico y jurídico que la humanidad experimentó durante el siglo XIX, los seres humanos comenzamos a creer que todo el progreso acumulado no era una realización de individuos muy peculiares, que fueron los que crearon esos instrumentos, sino que se trata de productos de la naturaleza, que no se van a esfumar si no se aplican los medios tendientes a sostenerlos. Ortega afirmaba que esa conducta derivaría en la crisis de la civilización y, de hecho, su presunción no estuvo equivocada porque todo el proceso derivó en la tragedia de la Segunda Guerra Mundial.

En la actualidad, el problema tiene características diferentes, pero en esencia el fenómeno sigue vigente. Los populismos, la demagogia, la chabacanería, la superficialidad, que son los rasgos predominantes de la vida pública en casi todo el mundo (con sus más y sus menos, según los países, pero como común denominador en general) siguen vigentes y, peor aún, están naturalizados. El libro de Ortega es, por lo tanto, una introducción a la comprensión de los rasgos característicos de la sociedad de nuestra época.

En la parte final del libro, se plantean las cuestiones más sustanciales. El fenómeno de la rebelión de las masas se manifiesta en una pérdida del principio de autoridad, que es a su vez una consecuencia de una profunda crisis moral. Y en ese punto es, quizá, donde radique el mayor acierto de esta importante obra. Vivimos en una época donde los valores morales están sumidos en una ostensible desorientación. Lo que ha hecho Ortega y Gasset es diagnosticar el problema y explicar sus orígenes. Seguramente, el análisis más detallado y actualizado de la cuestión requiera estudios más precisos, con instrumentos conceptuales más modernos. Pero cualquier estudio sociológico serio acerca de la naturaleza de nuestra época no puede prescindir de comenzar por la consideración de los argumentos consignados en La Rebelión de las masas.

El libro puede descargarse gratis desde:
http://literatura.itematika.com/descargar/libro/190/la-rebelion-de-las-masas.html

Camino de Servidumbre, de Friedrich Hayek

Camino de Servidumbre, de Friedrich Hayek

Un clásico de la libertad

Fuente: https://web.archive.org/web/20160606192531/http://www.nanopoder.com.ar/libros-de-cabecera/camino-de-servidumbre.html


Camino de Servidumbre, escrito y publicado en Inglaterra en 1943, en medio del fragor de la Segunda Guerra Mundial, es el libro más popular del Premio Nobel de Economía (1974), Friedrich Hayek. El propósito básico de la obra fue advertir al público inglés acerca de la confusión intelectual que el autor advertía, en el sentido de que, mientras Inglaterra afirmaba luchar contra Hitler “en defensa de la libertad”, se promovía un ordenamiento económico que creaba las condiciones para que germinara un totalitarismo análogo a aquel contra el cual estaban luchando.

El libro es una muy fundamentada crítica contra la planificación estatal de la economía. El punto de partida del texto es el hecho, demostrado con abundante documentación por el autor, de que Inglaterra, hacia los años ’40 del siglo pasado, había abandonado definitivamente los principios de organización económica liberal que habían estado vigentes hasta el comienzo de la Primera Guerra Mundial.

Dichos principios, explica Hayek, fueron sustituidos por una creciente intervención del Estado en la economía, lo cual trajo aparejada una paralela pérdida de la libertad individual, que era, precisamente, el principio por el cual Inglaterra afirmaba estar enfrentándose a Alemania. El problema, según el autor, se agudizaría cuando la guerra concluya (a esa altura ya se vislumbraba la victoria aliada) porque las exigencias del esfuerzo bélico habían ya creado condiciones para facilitar mucho el proceso de planificación económica que contaba con amplio consenso para ser mantenido en forma definitiva. La mirada de Hayek en ese sentido fue profética porque, con posterioridad a la guerra, el Estado de Bienestar creado y sostenido por los gobiernos subsiguientes, efectivamente trajeron aparejada una fuerte dosis de intervencionismo gubernamental en el proceso económico, el cual recién comenzó a disminuir recién hacia los años ’80, con la llegada de Margaret Thatcher al gobierno.

Más allá de las circunstancias específicas de tiempo y lugar, el análisis desarrollado por Hayek admite una visión más amplia; es decir, lo que Hayek explica, aplicado a la situación específica de la Inglaterra de aquella época, es trasladable a todos los casos en los cuales el gobierno se plantee el proyecto de intervenir sistemáticamente en el devenir del proceso económico. Hayek menciona un caso particular, pero de ese análisis cabe inducir un fenómeno general.

En este sentido, resulta interesante e instructivo, en particular, el abordaje de los efectos morales que la planificación económica estatal trae aparejados. El razonamiento de Hayek es que, como el desarrollo de un proceso económico basado en una creciente intervención del Estado exige la ejecución de políticas más reñidas con los principios morales corrientes, favorece el encumbramiento de las personas más inescrupulosas.

Otro punto importante tratado en el libro, y relacionado con el anterior, tiene que ver con la imposibilidad de aplicar, bajo un régimen de economía planificada por el Estado, de un sistema legal equitativo, ya que la ejecución del plan exige subordinar todos los casos particulares a las conveniencias circunstanciales y, por lo tanto, es imposible garantizar la vigencia de derechos individuales absolutos. En consecuencia, todo el régimen jurídico queda subordinado a las decisiones arbitrarias de los funcionarios encargados de ejecutar el plan económico vigente, el cual, por lo demás, puede ser modificado en cada ocasión en que las circunstancias lo requieran.

Otro punto relevante del libro está referido al tipo de estructura política que un régimen económico planificado demanda, el cual es incompatible con un genuino ordenamiento democrático, donde la posibilidad de aplicar determinadas políticas está sujeta a la existencia de mayorías que son siempre contingentes. En la práctica, una economía supeditada a la discrecionalidad de los funcionarios requiere, si no formalmente, sí en los hechos una vertebración política dictatorial.

Camino de Servidumbre es un libro particularmente interesante para ser empleado como guía para el análisis y la comprensión de los regímenes vigentes actualmente en algunos países sudamericanos, en particular aquellos alineados con lo que se ha dado en llamar el “eje bolivariano” donde, bajo formas nominalmente democráticas, los gobiernos tienden (y en algún caso, están muy cerca de lograrlo) a controlar todos los resortes de la economía y, por ende, de la vida de los individuos.

El libro, en síntesis, es una profunda –aunque escrita en términos accesibles− reflexión respecto de la interrelación entre moral, libertad y economía. En ese sentido, aunque aplicada a unas circunstancias de época determinadas, es extrapolable a cualquier instancia histórica equivalente. Por lo tanto, tiene merecidamente ganado el carácter de “clásico de la libertad”, que está rápidamente adquiriendo, después de haber sido el texto en el que casi cuatro generaciones de liberales se iniciaron en el estudio sistemático de los problemas sociales.

El libro puede descargarse de este sitio web
https://bibliolibertaria.org/libros/camino-de-servidumbre/https://bibliolibertaria.org/libros/camino-de-servidumbre/

Tratado de Economía Política, de Jean Baptiste Say

Tratado de Economía Política, de Jean Baptiste Say

Una versión más depurada y más detallada de las ideas de Smith

Fuente: https://web.archive.org/web/20160606192520/http://www.nanopoder.com.ar/clasicos/tratado-de-economia-politica.html


El Tratado de Economía Política o Exposición sencilla del modo con que se forman, se distribuyen y se consumen las riquezas, publicado por el economista francés Jean Baptiste Say en 1803, constituye el primer avance importante de la ciencia económica después de la publicación de La Riqueza de las Naciones por Adam Smith, 27 años antes. Say presenta una versión más simple y depurada de las ideas de Smith pero, por ese motivo, permite identificar con más claridad los fundamentos de los procesos económicos. Ideas que en el libro de Smith aparecían más confusas, se aprecian con más nitidez en la obra de Say.

Específicamente, el aporte de Say es la clarificación respecto de cuáles son los tres grandes factores de producción económica: los factores naturales, el trabajo y el capital. A partir de allí, el libro va presentando, gradualmente, una exposición ordenada respecto de cómo los procesos de mercado se desarrollan. Todos estos elementos estaban presentes en la obra de Smith, pero bastante desordenados y, en alguna medida, supeditados al propósito general de demostrar las ventajas de la economía libre por sobre el intervencionismo mercantilista.

En Say, los beneficios de la libertad económica son asumidos como un concepto dado y eso le permite al autor concentrarse en cuestiones de detalle que Smith no había tocado o lo había hecho de manera poco sistemática. Todo esto deriva en un trabajo más técnico y menos ideológico, si lo comparamos con el libro de Smith. Say es un autor importante dentro de la historia del pensamiento económico porque es el primero que empieza a darle alguna sistematicidad a la idea de que la economía es un proceso de intercambios voluntarios, gobernados por la acción individual de los seres humanos. Muchas de las ideas que luego los austriacos comenzarían a desarrollar con mayor detalle aparecen en estado embrionario en el pensamiento de Say.

Por ejemplo, la diferenciación entre bienes de consumo y factores de producción, que luego Menger utilizaría como uno de los pilares de su edificio doctrinal, están presentes en el análisis del economista francés. De ese modo, partiendo de los hechos más evidentes a simple vista, el libro va avanzando gradualmente hacia los procesos menos apreciables, para ir desmenuzando cómo se acoplan las diferentes piezas que configuran la maquinaria de la economía. No faltan, en el análisis de Say, los factores que pueden operar como obstáculo, tales como ciertas disposiciones del gobierno, y tampoco están ausentes cuestiones como el derecho de propiedad, que configuran el marco institucional dentro del que la economía opera.

Una vez explicada la mecánica básica del proceso económico, Say se adentra en el análisis del fenómeno de la moneda, manejándose en el marco del patrón metálico (todavía oscilante entre el oro y la plata) que estaba vigente en la época en la que el libro se escribió. Por entonces, no se conocían las teorías que sustentaban la utilización de la política monetaria como instrumento de la gestión económica y de la búsqueda de determinados objetivos sociales. Pero, al mismo tiempo que un defensor de la moneda sana, lanza Say una preclara advertencia respecto de los riesgos involucrados en los manejos bancarios excesivamente audaces, que ya había tenido sus expresiones en el libro de Smith.

Después de haber planteado los rasgos que configuran, interrelacionados, la estructura del proceso económico, pasa Say a analizar las consecuencias de la puesta en aplicación de esta dinámica, es decir, el proceso de asignación de las rentas extraídas del desarrollo del proceso de producción. Aquí, nuevamente, partiendo de los hechos evidentes a simple vista, va interiorizándose en cada uno de los detalles, estudiando las diferentes ramificaciones del proceso de generación de beneficios, con las respectivas particularidades, según se trate de los distintos factores de producción.

Luego, como complemento del tema anterior, estudia el fenómeno del consumo, al que divide en privado y público (es decir, estatal) para concluir con un interesante análisis de los fundamentos de las finanzas públicas donde, una vez más, depura las ideas que ya había presentado Adam Smith. Aquí analiza tanto los gastos del estado, como los fundamentos de un sistema impositivo recomendable. Concluye con un estudio sobre el problema de la deuda pública y sus consecuencias sobre el proceso económico en general.

En síntesis, se trata de una obra de lectura recomendable, en particular para el lector que no tenga la paciencia necesaria como para sostener la lectura de un libro tan denso como lo es el de Smith. El tono de la redacción es amigable, ordenado y comprensible. En la época de Say, todavía (esto cambió más adelante) los economistas escribían con el lenguaje de los legos. Por eso el Tratado es un buen libro para tomar un conocimiento detallado pero ordenado de los fundamentos de la economía clásica, a través de uno de sus mejores expositores.

4000 años de controles de precios y salarios

4000 años de controles de precios y salarios

La inflación trasciende al tiempo

Fuente: https://web.archive.org/web/20160606185614/http://www.nanopoder.com.ar/clasicos/4-000-anos-de-controles-de-precios-y-salarios.html


La inflación no es un problema reciente en la vida económica. Existe desde hace miles de años y, en rigor, la causa es siempre la misma: el descontrol del gasto estatal y la manipulación gubernamental de la moneda. Pero a pesar de esas similitudes, dada la evolución de los sistemas monetarios, las formas concretas en las que el fenómeno tuvo lugar fueron diferentes a lo largo de los tiempos. La investigación histórica sobre el tema consiste, por lo tanto, en establecer los parecidos y los contrastes entre los modos en los que la inflación se manifestó a lo largo de las distintas épocas.

De eso trata el libro 4.000 años de controles de precios y salarios, de Robert Schuettinger y Eamonn Butler. Con buena documentación (aunque naturalmente fragmentaria, dada la escasez de datos directos) explican casos de inflaciones y crisis económicas en Egipto, Sumeria, Babilonia, China, India y, con un poco más de detalle y precisión, Grecia.

Luego, viene un capítulo referido a la economía del Imperio Romano, ya más documentado y mejor interpretado. En este segmento, en particular, es interesante el período referido al emperador Diocleciano, que intentó aplicar un férreo control de precios, cuyo listado aparece en un apéndice del libro, y resulta ilustrativo para conocer los hábitos de consumo de la época. Pero en términos estrictamente explicativos, el libro narra el proceso de degradación del denario de plata, que era la moneda histórica desde los comienzos de la República romana.

Durante la Edad Media, los debates sobre economía estaban teñidos de consideraciones de índole religiosa. Francia, Inglaterra y Bélgica son los países mencionados donde los reyes intentaron aplicar precios máximos en contextos inflacionarios, con los consabidos fracasos. Pero lo llamativo es cómo se repiten los argumentos para fundamentar estas políticas y, al mismo tiempo, cambia la forma de presentarlos, de modo que parezcan novedades. Lo interesante es que en estos tiempos empezaban a aparecer economistas teóricos que, rudimentariamente, argumentaban (la obra presenta estos análisis) en contra de las políticas monetarias expansionistas y los burdos intentos por controlar los precios.

Después de narrar algunas experiencias en las etapas iniciales de la historia de Estados Unidos y Canadá, aparece un capítulo dedicado a tratar la política económica de la Francia revolucionaria. Es llamativo ver cómo, a pesar del terror empleado, del poder absoluto de aquellos gobernantes jacobinos, y de la inescrupulosidad para aplicar cualquier método, los múltiples y contradictorios planes ejecutados para controlar la economía, asegurar el abastecimiento de productos básicos y evitar la especulación, fracasaron inexorablemente, hasta que fueron finalmente derogados.

Durante el siglo XIX, tuvo lugar el famoso debate en Inglaterra referido a las leyes que regulaban la comercialización de cereales, férreamente defendidas por los terratenientes, pero claramente perjudiciales para el pueblo en general. La derogación de esas leyes, que diera lugar a la época de mayor libertad económica de la historia, constituye una de las narraciones del libro, como asimismo, poco después, la fallida experiencia de los estados confederados (sureños) durante la Guerra de Secesión de Estados Unidos.

La finalización de la Primera Guerra Mundial marcó también la conclusión de la etapa librecambista que se había aplicado durante la mayor parte del siglo XIX. Amplios debates se suscitaron, entonces, en cada uno de los países que habían pasado por la experiencia de la guerra, para definir la orientación de su política económica. Y, una vez más, las discusiones giraron alrededor de los controles de precios y la fijación del volumen monetario que sería lanzado al mercado.

Los capítulos finales del libro narran experiencias más recientes, todas ellas del siglo XX, y, por lo tanto, están respaldadas por amplia documentación. Particularmente dignas de mención son la hiperinflación de la Alemania de 1923, los controles de precios durante el nacionalsocialismo y en la Unión Soviética, y los intentos, en diversos países, de aplicar controles sobre los montos de los alquileres de viviendas.

Después de concluir con los análisis de los casos históricos, el trabajo desarrolla una serie de reflexiones sencillas de naturaleza teórica respecto de las causas de la inflación, los efectos que provoca y el modo de superarla.

En el balance final, se trata de un libro ameno e instructivo, que incentiva la reflexión y contribuye a la comprensión y a la toma de conciencia en relación a dos problemas (la inflación y el control de precios) que, a esta altura, en la mayor parte del mundo, están transitoriamente controlados (aunque la Argentina es una excepción) pero que podrían reaparecer imprevistamente, ni bien surjan gobiernos con propensiones populistas (de hecho, están apareciendo en Europa) que se propongan intentar la búsqueda del éxito fácil y rápido, aunque sin sustento en el largo plazo.

La Riqueza de las naciones, de Adam Smith (Reseña)

La Riqueza de las naciones, de Adam Smith

El libro más importante de la historia del pensamiento económico

Fuente: https://web.archive.org/web/20160606143009/http://www.nanopoder.com.ar/clasicos/riqueza-de-las-naciones.html (Nanopoder.com.ar)


La Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, el famoso libro publicado en 1776 por Adam Smith, es, con justicia, uno de los textos más estudiados, citados y comentados de la historia. Resulta un lugar común la afirmación de que se trata del libro que dio comienzo formal a la economía como disciplina científica…

Conviene ser cautelosos ante este tipo de afirmaciones que tienden a presentar una versión simplificada de los procesos históricos, como si de manera abrupta hubiera un antes y un después tajante cuando se produce algún hecho relevante.

La Riqueza de las naciones es, por cierto un libro muy importante, quizá, aun hoy, la obra más relevante de todos los textos que se hayan publicado sobre economía. En cuanto a que Smith sea “el padre de la economía”, es una discusión que tiene que ver más bien con la nomenclatura que con una ponderada valoración de su contribución. Antes hubo muchos economistas que, sin llegar a tener la lucidez del escocés, realizaron aportes relevantes, que fueron preparando el camino para que, sintetizando, amalgamando y profundizando todos los conocimientos desarrollados hasta la época, Smith finalmente presentara su extraordinario trabajo.

El público general, interesado en economía, suele citar algunas frases famosas de Smith, pero la lectura completa y detallada del libro está circunscripta, más bien, a los economistas profesionales. Esto suele dar lugar a equívocos porque no todos quienes opinan acerca de las ideas de Smith están lo suficientemente informados como para hacerlo. Entonces ¿cuál es el aporte de Smith, cómo se encuadra en la historia del pensamiento económico, cuál es el valor que tiene en la actualidad su pensamiento?

Para responder estas preguntas, hay que entender en qué contexto intelectual Smith escribió. El punto es que, antes de él, el pensamiento económico no llegaba a abarcar la economía como un conjunto y solo abordaba temas puntuales. Autores como los fisiócratas, Hume o Cantillon, entre otros, habían aportado explicaciones a ciertos aspectos de los procesos económicos. Pero como la economía es un ordenamiento donde todos los fenómenos están interrelacionados, si se explica uno y se deja sin aclarar otros, resulta imposible abarcar conceptualmente el proceso en su conjunto. Entonces, el aporte esencial de Adam Smith fue que logró sintetizar, relacionándolas unas con otras, todas las piezas del engranaje de la economía.

Smith entendió que la economía opera, esencialmente, como consecuencia de los actos de los individuos (no del estado o de algún segmento colectivo en particular de la actividad económica), supo distinguir la importancia de la división del trabajo, explicó un concepto central de la economía como es el costo de oportunidad (su análisis de las relaciones comerciales de Gran Bretaña con sus colonias de América del Norte es un breve tratado sobre el tema) y fundamentó el marco institucional del progreso económico, entre muchos otros conceptos que dejó planteados como lineamientos fundacionales del pensamiento económico sistemático.

Por supuesto que hay innumerables aristas no suficientemente pulidas en su tratado y que un análisis más detallado permite apreciar inconsistencias, contradicciones o imprecisiones. También, con el paso del tiempo, fueron apareciendo temas nuevos que Smith no había tratado, puntos que fueron superados por la evolución histórica, ideas que renovaron los conceptos introducidos por el autor escocés. Pero la estructura básica del proceso económico, los fundamentos de la dinámica de los intercambios siguen teniendo plena vigencia, aproximadamente de igual modo que el motor del primer automóvil Ford funcionaba sobre la base de los mismos principios que los motores de los vehículos actuales.

¿Tiene sentido, en esta época, leer La Riqueza de las naciones? ¿No es un libro superado por el tiempo? La respuesta es que se sigue tratando de un excelente trabajo, cuya lectura es interesante en sí misma, más allá de que en algunos tramos (no tantos, igualmente) pueda haber quedado un poco desactualizado. Quizá la mayor dificultad para el lector no estudioso en detalle,radique en la extensión. Es un texto muy largo, que en sus versiones más conocidas supera las 1000 páginas, y que, si bien está redactado en un lenguaje accesible y que no requiere conocimientos especializados, exige atención, no es una lectura superficial. Pero para quien esté dispuesto a afrontar el desafío, es un libro al que vale la pena leer. Con paciencia, poco a poco, al final, queda la sensación de haber saboreado un texto muy enriquecedor, redactado hasta con cierto sentido del humor en algunos pasajes y, para el lector, la satisfacción de haber realizado un recorrido, que hasta puede ser considerado turístico, por un hito insoslayable de la literatura económica.